Hitozukuri: aprendizaje continuo para el desarrollo organizacional
Por: Yolanda Acosta Urrego
El hitozukuri es una filosofía que pone a las personas en el centro del desarrollo organizacional. No se trata solo de capacitaciones o adquisición de habilidades técnicas, sino de un enfoque integral que busca formar individuos capaces de liderar, innovar y adaptarse a los cambios dentro de una empresa. En este proceso, el crecimiento individual y colectivo se convierten en la base para la evolución de la cultura organizacional.
Este concepto, arraigado en la tradición japonesa de mejora continua, plantea que el desarrollo de una organización es inseparable del desarrollo de sus personas. No basta con implementar procesos eficientes si quienes los ejecutan no comparten una mentalidad de aprendizaje y superación constante. Por ello, el hitozukuri no es una estrategia puntual, sino un proceso continuo de construcción de competencias, valores y actitudes alineados con la visión de la empresa.
El éxito del hitozukuri radica en generar entornos donde las personas puedan experimentar, reflexionar y aplicar sus aprendizajes en la resolución de problemas reales. En lugar de transmitir conocimiento de manera pasiva, se fomenta la participación activa, la autoevaluación y el desarrollo del pensamiento crítico. De esta manera, cada individuo se convierte en un agente de transformación dentro de la organización, asumiendo la responsabilidad de su propio crecimiento y contribuyendo al avance colectivo.
Cuando el hitozukuri se integra en los procesos de cambio cultural en una empresa, se establece una conexión entre la evolución organizacional y el fortalecimiento del talento interno. En contextos donde las compañías buscan adaptarse a nuevos desafíos del mercado, este enfoque permite que las personas no solo adquieran habilidades técnicas, sino que desarrollen resiliencia, capacidad de liderazgo y una mentalidad orientada a la mejora continua. El cambio cultural no se impone desde la dirección, sino que emerge de una transformación interna de cada colaborador, impulsada por su propio desarrollo y comprensión del propósito organizacional.
Un aspecto clave para la implementación efectiva del hitozukuri es el papel de los coaches organizacionales, quienes ayudan a fortalecer las competencias y el desarrollo tanto en los niveles operativos como en la alta dirección. En el caso del top management, este enfoque permite que los líderes no solo sean gestores de procesos, sino también catalizadores del crecimiento humano dentro de la empresa. A través del coaching, los directivos desarrollan habilidades de liderazgo transformacional, inteligencia emocional y capacidad de inspirar a sus equipos.
El hitozukuri en la alta dirección implica un cambio de mentalidad donde los líderes dejan de ser meros tomadores de decisiones y se convierten en impulsores del aprendizaje organizacional. Los coaches organizacionales juegan un rol fundamental al acompañar este proceso, fomentando la autoevaluación, el pensamiento estratégico y la toma de decisiones basada en el desarrollo de las personas. Cuando los líderes adoptan este enfoque, generan entornos donde la innovación, la confianza y la mejora continua se convierten en parte del ADN de la empresa.
El reto de las empresas que adoptan el hitozukuri es crear las condiciones adecuadas para que este desarrollo ocurra de manera natural. Esto implica establecer modelos de aprendizaje basados en la práctica, fomentar una comunicación abierta que estimule el intercambio de ideas y reconocer el esfuerzo individual y colectivo. Al hacerlo, la organización se convierte en un ecosistema dinámico donde las personas crecen junto con la empresa, asegurando su sostenibilidad a largo plazo.
Más allá de una metodología de formación, el hitozukuri es una estrategia de transformación que vincula el crecimiento humano con la evolución empresarial. Al apostar por el desarrollo de las personas, las compañías logran cambios sostenibles en su cultura, consolidando equipos más comprometidos, autónomos y preparados para afrontar los retos del futuro.

Desarrollo del proceso hitozukuri a nivel corporación
Sin importar el nombre que le pongas al proceso de desarrollo, hitozukuri brinda una lógica para crear una fuerte cultura empresarial centrada en la productividad y eficiencia. Para implementar este enfoque, he desarrollado un modelo estructurado que sigue seis pasos clave, que se pueden integrar perfectamente dentro de los principios de desarrollo organizacional promoviendo un desarrollo integral y alineado con los objetivos estratégicos de la empresa.
El primer paso de este modelo consiste en definir los objetivos estratégicos de la empresa y su alineación con la formación. En este sentido, es fundamental que la formación no sea un proceso aislado, sino que esté estrechamente ligada a las metas a largo plazo de la organización. Este enfoque asegura que los esfuerzos de desarrollo humano se dirijan a las áreas que realmente impactarán en el futuro de la empresa. De acuerdo con los principios de Hitozukuri, esta visión estratégica no solo busca mejorar las competencias técnicas, sino también cultivar el liderazgo y los valores que son cruciales para el crecimiento colectivo.
Una vez definidos estos objetivos, el siguiente paso es establecer las líneas maestras de formación o grandes áreas de desarrollo. Este proceso implica identificar las áreas clave en las que los empleados deben crecer y evolucionar. Hitozukuri enfatiza la importancia de un desarrollo integral, por lo que las áreas de formación deben cubrir tanto habilidades técnicas como aspectos humanos, como la comunicación, la ética, el trabajo en equipo y el liderazgo. Esta visión holística de la formación garantiza que los empleados no solo estén mejor preparados para sus roles actuales, sino que también se desarrollen como individuos completos dentro de la organización.
El tercer paso, preparar proyectos de formación alineados con las líneas maestras, establece la base para programas específicos que respondan a las necesidades de las áreas definidas previamente. Cada proyecto de formación debe estar diseñado de manera que impulse el crecimiento en las competencias clave, pero también debe incorporar metodologías y herramientas que fomenten el aprendizaje continuo y el autodescubrimiento. Este enfoque personalizado y estratégico es una extensión práctica de Hitozukuri, en la que cada individuo recibe una formación que potencia su crecimiento personal y profesional.
El siguiente paso es desarrollar y preparar los programas formativos, asegurando que cada uno de ellos esté bien estructurado y sea adecuado para los objetivos específicos establecidos. En el contexto de Hitozukuri, la formación debe ir más allá de la transmisión de conocimientos, abarcando también el desarrollo de habilidades de autogestión, toma de decisiones y resiliencia. Los programas deben ser diseñados para proporcionar a los empleados las herramientas necesarias para enfrentarse a desafíos futuros, cultivando tanto sus capacidades técnicas como sus habilidades emocionales y sociales.
La ejecución de la formación, acompañada de coaching y seguimiento continuo, es el quinto paso de este modelo. En Hitozukuri, el acompañamiento constante es clave para asegurar que el aprendizaje se aplique de manera efectiva en el entorno laboral. El coaching permite que los empleados reciban retroalimentación individualizada, lo que refuerza su confianza y facilita su crecimiento. Además, el acompañamiento continuo asegura que los empleados no solo aprendan, sino que también tengan el apoyo necesario para integrar lo aprendido en su vida diaria y profesional, creando un ambiente de desarrollo constante.
Por último, la evaluación holística de la formación es el paso final, que permite medir el impacto real de los programas implementados. Hitozukuri no se limita a evaluar el rendimiento técnico, sino que también considera el desarrollo personal y emocional de los empleados. Una evaluación completa permite identificar las áreas que aún necesitan atención y realizar ajustes para continuar con el proceso de desarrollo de manera efectiva. Este enfoque asegura que la formación no sea un evento aislado, sino un proceso continuo que sigue evolucionando a medida que los empleados crecen dentro de la organización.
Integrando estos seis pasos de desarrollo organizacional en el marco de los principios de Hitozukuri, las empresas no solo invierten en la mejora de las competencias técnicas de sus empleados, sino que también contribuyen al desarrollo de individuos íntegros y preparados para afrontar los desafíos del futuro. Al adoptar este enfoque, las organizaciones pueden crear una cultura de aprendizaje continuo que fomente el crecimiento tanto profesional como personal, asegurando una alineación constante con los objetivos estratégicos de la empresa y un impacto positivo en el bienestar de sus empleados.
Con gusto, estaré atenta si quieres que conversemos sobre la forma como puedo ayudar a tu empresa en este proceso …
Un saludo y hasta la próxima entrega.
Yolanda Acosta Urrego